Presta atención a este dato: puedes estar sufriendo falta de potasio sin darte cuenta. La carencia moderada o leve del elemento es silenciosa, porque sus síntomas más comunes –el incremento de la presión arterial y la disminución del volumen óseo- no producen signos físicos evidentes. Por eso cuesta bastante darse cuenta de si se padece el problema. Lo mejor es incluir en la dieta una mayor cantidad de las frutas y verduras que lo contienen.
Si incorporas el potasio desde estas fuentes naturales, no tendrás ningún efecto secundario. Ahora bien, un exceso de este elemento proveniente de suplementos dietarios puede resultar tóxico. Irritaciones en el intestino, incremento de la presión sanguínea y cambios en la frecuencia cardíaca, entre otras anomalías… así que ya sabes, la mejor prevención es una alimentación sana y equilibrada.
PROBLEMAS DERIVADOS DE LA FALTA DE POTASIO
La falta de potasio en el cuerpo normalmente no se produce por una ingesta insuficiente de este elemento en la dieta. Es más común que la deficiencia aparezca por una pérdida excesiva de potasio por parte del organismo, como por ejemplo, cuando hay vómito en exceso, se abusa de un laxante o se presenta un cuadro severo de diarrea.
Según diversas investigaciones médicas, un nivel muy bajo del nutriente puede causar incremento de la presión sanguínea (lo que provoca alteraciones en el ritmo cardíaco), pérdida de masa ósea, riesgo de padecer cálculos renales formados de calcio, debilidad muscular y una mala respuesta de la glucosa en el cuerpo. Más allá de estas alteraciones, veamos qué ventajas te traerá consumir potasio.
SUS BENEFICIOS
- Colabora en la transmisión de señales del sistema nervioso.
- Mantiene en forma el sistema muscular.
- Mantiene el equilibrio en los líquidos que el cuerpo almacena o elimina.
- Mantiene en sus límites normales la presión arterial.
- Disminuye el riesgo de sufrir cálculos renales.
- Reduce la descalcificación de los huesos.
- Frutas: banana/plátano, pasas de uva, naranja.
- Vegetales: tomate, espinaca, berenjena, calabaza, palta/aguacate, cebolla, patatas, pepino, garbanzos blancos o negros, maíz, hongos de Portobello y tubérculos.
- Niños (ambos sexos) hasta ½ año de vida: 0,4 gramos por día.
- Niños (ambos sexos) de 7 meses a 1 año de vida: 0,7 gramos por día.
- Niños (ambos sexos) de 1 a 3 años: 3 gramos por día.
- Niños (ambos sexos) de 4 a 8 años: 3,8 gramos por día.
- Varones de 9 a 13 años: 4,5 gramos por día.
- Hombres de 14 a 70 años: 4,7 gramos por día.
- Niñas de 9 a 13 años: 4,5 gramos por día.
- Mujeres de 14 a 70 años: 4,7 gramos por día.
- Embarazadas de 19 a 50 años: 4,7 gramos por día.
- Lactancia de 18 a 50 años: 5,1 gramos por día.